Artrosis canina y Felina

¿Qué es la artrosis canina y/o felina?

 

La artrosis u osteoartritis es uno de los problemas del aparato locomotor que observamos con más frecuencia en nuestras consultas. La podemos definir como una enfermedad degenerativa crónica, de carácter gradual, que afecta a huesos y articulaciones y que se caracteriza por la destrucción del cartílago articular, engrosamiento de la capsula articular y formación de osteofitos, lo cual causa una disminución de la flexibilidad de las articulaciones y sobre todo mucho dolor, por ello, diagnosticarla a tiempo puede ser de gran alivio para tu mejor amigo.

Puede afectar a cualquier animal independientemente de su especie, raza, edad, tamaño o sexo, pero es mucho más común en perros de razas grandes y de edad adulta o geriátrica, siendo las articulaciones más afectadas rodilla, carpo (muñeca), codo, cadera y columna vertebral.

 

 

Tipos de artrosis

 

– Primaria o idiopática: 

Aquella que se desarrolla sin un motivo subyacente conocido, afectando a un bajo porcentaje de la población. En su desarrollo intervienen factores genéticos, raza o edad…

 

– Secundaria: 

Es el tipo que se diagnostica en la mayor parte de nuestros pacientes y se produce como consecuencia de enfermedades del aparato locomotor (fracturas, displasia de cadera, displasia de codo, luxación de rótula, osteocondritis disecante), aunque también puede ser derivada de un proceso infeccioso o parasitario como en el caso de la leishmania.

Es precisamente en este punto donde podemos actuar, por ello es fundamental que ante cualquiera de los síntomas que más adelante o detallamos visitéis a vuestro veterinario con el objetivo de realizar un diagnóstico temprano y asi evitar o retrasar la aparición de la temida artrosis…

 

 

Factores que favorecen la aparición de artrosis

 

– El tamaño del animal: este problema suele castigar con mayor frecuencia a animales de tallas grandes y gigantes como el mastín, pastor alemán, husky, rottweiller…

– El envejecimiento: suele ser la causa más importante en el desarrollo de artrosis, sin embargo, el hecho de que tu animal envejezca no implica directamente que deba desarrollar dicha degeneración articular y el consiguiente dolor…

– El exceso de peso: cuando un animal padece sobrepeso u obesidad, existe más riesgo de desarrollar artrosis ya que el exceso de peso provoca que los cartílagos articulares se desgasten a más velocidad.

 

 

¿Qué síntomas produce la artrosis?

 

Al tratarse de un problema de carácter progresivo el animal suele ir adaptándose a la situación, pudiendo hacer difícil detectar la artrosis en sus fases iniciales y consecuentemente los síntomas de dolor, especialmente en los gatos.

Además, como suele ser un problema más común en animales geriátricos, el propietario en ocasiones da por hecho que los cambios en el caminar, en la agilidad, la disminución de la actividad… son una consecuencia normal de la edad y no lo percibe como una enfermedad y/o problema.

Los síntomas más frecuentes son letargia, cojera y rigidez en distintos grados, éstos suelen ser más evidentes después del reposo y se atenúan cuando los músculos se calientan, sin embargo, con mucha frecuencia esta cojera se vuelve más evidente con el ejercicio, esfuerzo, juego…

Otros signos que pueden hacernos sospechar de artrosis son el rechazo a jugar o salir a pasear, fatiga, inquietud, cambios de comportamiento, lamido excesivo de las articulaciones afectadas, dolor a la palpación, atrofia muscular, deformaciones óseas…

A continuación, os recopilamos una serie de preguntas, si la respuesta es afirmativa en una o más de ellas debes sospechar que tu fiel amigo padece artrosis y sería un buen momento para hacer una visita a tu veterinario:

  • ¿Le notas cojear?
  • ¿Muestra disminución de la actividad diaria?
  • ¿Ha cambiado su forma de andar o correr?
  • ¿Observas dificultad para levantarse, saltar, correr…?
  • ¿Tiene dificultad o rechaza levantarse, subir escaleras, subir al coche, al sofá…?
  • ¿Come menos de lo habitual?
  • ¿Manifiesta síntomas de incomodidad o dolor cuando lo tocas o acaricias?
  • ¿Muestra cambios de comportamiento?
 
 

¿Cómo se diagnostica la artrosis?

El siguiente paso una vez que aprecias algunos de los síntomas enumerados es visitar a tu veterinario, quién tras una exploración general y un examen ortopédico puede diagnosticar el problema, además puede ser necesario recurrir a métodos de diagnóstico por imagen (radiografía, artroscopia, TC…) para profundizar más en el diagnóstico y así poder ofrecer un pronóstico más certero y el tratamiento más adecuado para cada caso.

 

 

Tratamiento de perros y gatos con artrosis

 

Partiendo de la base que esta enfermedad no tiene cura, hay que informar al responsable del animal que el tratamiento es solo paliativo y su fin es mejorar la calidad de vida, de ahí la importancia de un diagnóstico precoz.

Actualmente contamos con una amplia gama de herramientas terapéuticas, y mediante la combinación de ellas se puede pautar el tratamiento ideal para cada paciente.

 

A-. Tratamiento médico: 

Uno de los puntos fundamentales consiste en reducir la inflamación mediante la medicación adecuada, permitiendo la atenuación del dolor y la mejora en la calidad de vida del paciente. En casos más graves es necesario recurrir a la administración de analgésicos.

Dentro del abanico de tratamientos médicos, últimamente se está investigando el uso de anticuerpos monoclonales o incluso terapias con células madres y plasma rico en factores de crecimiento.

 

B-. Nutrición y suplementos nutricionales: 

A día de hoy todavía no se conoce exactamente el mecanismo por el que estos nutracéuticos pueden ayudar a aliviar el dolor provocado por la artrosis. Los principales suplementos nutricionales están compuestos a base de glucosamina, sulfato condroitina, ácidos grasos omega 3, antioxidantes… elementos importantes para la regeneración del cartílago y lo más importante, sin efectos adversos graves a largo plazo.

 

C-. Modificar la actividad

Evitando actividades del alto impacto como correr, saltar, el juego descontrolado, actividades bruscas… puesto que estas acciones pueden generar más inflamación y dolor. Por ello, es recomendable sustituir dichas actividades por un ejercicio regular, de baja intensidad y frecuente (paseo), a ser posible por superficies blandas, ayudando esto a desarrollar la musculatura y mejorar la estabilidad articular.

 

D-. Control de peso: 

Otro de los pilares fundamentales en el control de la artrosis, no sólo por el desgaste que ocasiona el exceso de peso, sino porque también se ha demostrado que la grasa produce mediadores de la inflamación que cronifican el problema.

Indicar que para perros con sobrepeso existen piensos especiales que favorecen una pérdida de peso más rápida y sencilla. Además, incorporan diferentes suplementos nutricionales disminuyendo así el dolor y la necesidad de medicación.

 

E-. Rehabilitación: 

Basada en ejercicios que mejoren la flexibilidad articular, aumenten la masa muscular y mejoren la resistencia al ejercicio. Dentro de este apartado podemos incluir otros tratamientos alternativos como la acupuntura, la hidroterapia y/o la laserterapia, útiles para reducir el dolor de esta afección degenerativa.

 

F-. Cirugía: 

Mediante esta técnica se trata de corregir la causa primaria (rotura de ligamentos, luxación de rótula…) y también se puede efectuar como procedimiento de rescate para eliminar componentes articulares que producen dolor (ratones articulares, displasia de cadera…).

 

 

Esperamos que este artículo os sea de utilidad y que, gracias a él, dispongáis de los conocimientos básicos para detectar este silencioso problema y tratar de controlar su avance lo más rápido posible para así mejorar el pronóstico y por supuesto, la calidad de vida de nuestros pequeños amigos.

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