Leucemia Felina

 

A-. Aspectos generales.

La leucemia felina es una enfermedad crónica provocada por un retrovirus que puede dar lugar a una afección muy grave para el animal. Este virus ampliamente extendido por todo el mundo puede afectar a cualquier gato, pero existen una serie de factores que aumentan el riesgo de sufrir esta enfermedad, entre los que destacan dos:

            1-. La edad: los gatitos jóvenes, menores de 2 años son más sensibles a este virus.

            2-. El entorno: entre los gatos de ciudad la infección suele ser más frecuente que en zonas rurales, puesto que la densidad de población felina está relacionada directamente con la tasa de infección.

            3-. Otros aspectos: como la raza y el sexo no suelen ser relevantes.

Hoy en día, la prevalencia de la infección por el virus de la leucemia felina (FeLV) es muy variable dependiendo de la zona. Puede variar desde el 1 al 8 % en gatos sanos de exterior, hasta del 18 al 21% en gatos con síntomas compatibles con la enfermedad. Es importante remarcar que no es posible el contagio de la leucemia felina al ser humano ya que se trata de un virus específico de los felinos que no se reproduce en las personas.

 

B-. Como se transmite.

El FeLV se transmite principalmente por la saliva, requiriendo un contacto estrecho entre el animal infectado y el sano, por ello, acciones como el acicalamiento mutuo entre gatos, compartir comederos y bebederos o incluso las mordeduras, representan las principales vías de contagio.

Otras formas de transmisión menos comunes y cuya importancia es pequeña en comparación con la saliva también están descritas, pudiendo destacar:

            1-. A través de secreciones corporales (mocos, lágrimas, orina, leche…)

            2-. Vía vertical de la madre a los cachorros durante la gestación (aunque en este caso habitualmente da lugar a abortos y reabsorciones fetales) y/o lactación.

            3-. Transmisión iatrogénica por agujas, transfusiones, instrumental contaminado…

            4-. A través de vectores, como por ejemplo la pulga, la cuál está considerada una fuente potencial de transmisión del FeLV a través de su picadura.

La parte positiva es que NO todos los gatos que se exponen al virus de la leucemia felina llegan a infectarse, puesto que ésto dependerá de la magnitud del contacto y de la respuesta inmune.

Además, en este punto, es importante remarcar que el FeLV es muy lábil en el ambiente, siendo su capacidad para vivir fuera del cuerpo del gato de pocos minutos, a la vez que es muy sensible a los desinfectantes habituales, por ello es tan necesario el contacto estrecho entre los individuos para favorecer la infección.

 

C-. Tipos de infección.

El virus entra al organismo habitualmente por vía bucal y/o nasal. Es importante tener en cuenta que NO todos los individuos que se exponen al FeLV enfermarán, sino que tras un periodo de incubación de unas 4 a 8 semanas y en base a la respuesta inmune del gato, se podrán dar varias situaciones entre las que destacan dos:

            1-. Gato inmunocompetente: su sistema inmune desarrolla una respuesta protectora y efectiva dando lugar a una infección abortiva en la que el virus será eliminado del organismo y no se diseminará por el organismo.

            2-. Gato NO inmunocompetente: la respuesta inmune no es capaz de eliminar el virus por lo que éste provocará una viremia primaria que puede dar lugar a cuatro situaciones:

                        2.1-. Viremia regresiva: (o transitoria) se da aproximadamente en un 30 a 40 % de los gatos. En este caso la viremia primaria dura unas 3 semanas durante las cuales el gato puede contagiar a otros felinos, pero finalmente su sistema inmune será capaz de eliminar el virus.

                        2.2-. Viremia persistente: afecta a un 30 % de los gatos. En estos individuos su sistema inmune no es capaz de eliminar el virus y la infección se diseminará por todo el organismo de forma permanente, por tanto, estos individuos serán una fuente de contagio para otros gatos y su pronóstico es reservado.

 

D-. Síntomas.

El FeLV pertenece a la misma familia de virus que el de la inmunodeficiencia felina (FIV), ambos retrovirus, pueden desencadenar graves problemas de salud e incluso la muerte, principalmente por su capacidad para destruir las células del sistema inmunitario dejando al animal desprotegido frente a otros virus e infecciones, volviéndolo también más vulnerable a otras enfermedades.

Los cuatro cuadros clínicos más frecuentes que el virus de la leucemia felina puede provocar son los siguientes:

            1-. Neoplasias: principalmente linfomas (multicéntricos, mediastínicos, digestivos, neurológicos y oculares) y leucemias (mieloides o linfoides).

            2-. Síndrome de supresión de la médula ósea.

            3-. Síndrome de inmunodeficiencia felina.

            4-. Otros cuadros clínicos.

 

En estos gatos que desarrollan una infección persistente por el FeLV pueden padecer una amplia variedad de síntomas o alteraciones siendo las más habituales:

  • Fiebre, pérdida de apetito y letargo.
  • Deterioro y perdida del pelaje, así como adelgazamiento progresivo.
  • Inflamación de los ganglios linfáticos.
  • Infecciones cutáneas y de las vías respiratorias superiores.
  • Signos gastrointestinales.
  • Dificultad para la recuperación de enfermedades corrientes.
  • Anemia y palidez de las mucosas.

Si detecta alguna de estas anomalías en su felino recomendamos que se ponga en contacto con su veterinario a fin de realizar una revisión general y si fuese el caso, un diagnóstico precoz.

 

E-. Diagnóstico.

El diagnóstico clínico de la infección por FeLV no es sencillo pues tanto los síntomas inespecíficos que suelen manifestar los gatos enfermos, como las alteraciones laboratoriales y los largos periodos asintomáticos lo dificultan.

Distinguir la leucemia felina de otras enfermedades es complejo, por ello, un punto importante es conocer el estado de vacunación del gato y una buena historia clínica, además, se considera que cualquier gato que manifieste retraso en el crecimiento o pobre masa muscular puede ser sospechoso de padecerla.

            Pruebas diagnósticas: a partir de una muestra de sangre se pueden hacer diferentes test rápidos que detectan la presencia del virus en el torrente sanguíneo. Es importante saber que como regla general la vacunación no interfiere en el resultado de las pruebas diagnósticas.

            También hay otros métodos de diagnóstico como la radiografía, ecografía, citología, biopsias, análisis del liquido cefalorraquídeo y/o frotis de médula ósea que pueden ayudar en éste procedimiento.

 

F-. Tratamiento.

Actualmente no existe tratamiento curativo para la leucemia felina, disponiendo únicamente de tratamientos paliativos que aumenten y mejoren tanto la esperanza como sobretodo, la calidad de vida de los individuos infectados.

El tratamiento de soporte puede incluir medidas como:

            – Antibióticos para erradicar infecciones oportunistas.

            – Limitar el estrés del gato.

            – Evitar el contacto con otros gatos que puedan ser fuentes potenciales de enfermedades y/o infecciones.

            – Impedir el acceso al exterior.

            – Detectar precozmente otros problemas de salud.

Hemos de saber que si ya se ha producido la infección los síntomas pueden tardar en aparecer y que la calidad de los cuidados, las medidas de manejo y la medicación que se le proporcionen al gatito son indispensables para mejorar su estado de salud general, así como su y bienestar.

 

G-. Pronóstico.

El pronóstico de un gato positivo al FeLV no es bueno, puesto que entre el 80 y el 90 % de estos individuos mueren en un plazo aproximado de 6 meses a 3 años a causa de los serios problemas asociados a la enfermedad.

En este punto, la calidad de las atenciones y cuidados propiciados por los propietarios, junto con las medidas de manejo y la medicación pautada pueden ser determinantes a la hora de acortar o alargar ese rango de tiempo, y su calidad de vida.

            – ¿Puede un gato leucémico tener calidad de vida?: la respuesta es Sí. A pesar de que esta enfermedad es crónica y muy grave, puede ser manejable, y los gatos infectados tener calidad de vida con las atenciones necesarias.

 

H-. Prevención.

La mejor estrategia que podemos llevar a cabo para hacer frente a esta grave enfermedad es prevenir, por ello, evitar o limitar el contacto con otros animales infectados representa uno de los pilares básicos en la lucha frente a este virus.

Por otro lado tenemos la vacunación, que aunque no puede garantizar el 100 % de protección, su eficacia es alta y gracias a ésta la prevalencia de esta enfermedad ha disminuido mucho en los últimos años, por ello, su uso representa la mejor forma de prevenir y reducir el riesgo de exposición al virus.

            – Vacunas: hoy en día existen diversas vacunas autorizadas que generan una buena protección frente al FeLV en nuestro gato. Mediante la vacunación podemos evitar la infección persistente y consecuentemente la enfermedad. Esta vacuna puede estar incluida en diferentes protocolos de vacunación felino, por ello su veterinario le aconsejará sobre el programa de vacunación más adecuado para su gatito.

            Hay que remarcar que la vacunación no sirve de nada si el gato está ya infectado, por este motivo es muy importante testar previamente a cada individuo.

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